1 de Febrero en el Calendario Cubano
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El 1 de febrero en Acuario
Acuario


1 de Febrero de 1953 - Revista Bohemia conmemorando el centenario del Natalicio de José Martí el 28 de Enero de 1953.
Revista Bohemia
1 de Febrero de 1953



Antonio Maceo
Antonio Maceo


Iglesia de Consolación del Sur
Consolación del Sur


Iglesia de Santa Cruz de los Pinos
Santa Cruz de los Pinos


Gertrudis Gómez de Avellaneda
La Avellaneda


José Martí en 1872
José Martí
1872


El Abra en Isla de Pinos
El Abra
Isla de Pinos


Iglesia de Cárdenas
Cárdenas


Catedral de La Habana.
Catedral de La Habana
La Habana


Catedral de Santiago de Cuba.
Catedral de Santiago de Cuba
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1º de Febrero
1 de febrero - Boulevard de Holguín.
Boulevard de Holguín

• Santos católicos que celebran su día el 1º de febrero:

- En el Almanaque Cubano de 1921:

Santos Cecilio e Ignacio, obispo y mártires y Santa Brígida, virgen

- En el Almanaque Campesino de 1946:

Santos Ignacio, obispo y Cecilio, mártires y Santa Brígida de Escocia, virgen


• Natalicios cubanos:

Betancourt Aguilar, José Ramón: -Nació en Camagüey el 1 de febrero de 1801. Bachiller a los 16 años, abogado a los 19 y emigrado a los 24 para no verse envuelto en las conspiraciones de 1825. En México ocupó altísimos puestos jurídicos durante el gobierno de Santa Anna. Hizo una campaña militar contra los americanos invasores (13 de mayo de 1846 en el Calendario USA). Murió en Tacuboya, cerca de la Ciudad de México el 24 de julio de 1857. Había colaborado en varios periódicos mexicanos y dejó escrita la obra “Americanos ilustres”.


Guije.com - estudios en la cultura y la historia de Cuba El 1º de febrero en la Historia de Cuba

• 1919 -

- Fue admitido el Club Rotario de Matanzas, en la Ciudad de Matanzas, en la Asociación Internacional de Rotary Clubs.


• 1896 -

- Antonio Maceo en la batalla de Paso Real de San Diego, San Diego de los Baños, Consolación del Sur, Pinar del Río.

- Adolfo Dollero en “Cultura Cubana (Pinar del Río)”, Imprenta de Seoane y Fernández, La Habana, 1921, página 83: Diario del general Alberto Nodarse de la Invasión en la Provincia de Pinar del Río.

   “El día 1° de Febrero tuvo lugar el glorioso y sangriento combate de Paso Real de San Diego, en que fue destrozada la columna enemiga al mando del General Luque, y herido éste de gravedad. Libróse la acción en las afueras del pueblo después de haber resistido en las calles algunos jinetes que se incorporaban a nuestra columna, que iba de marcha cuando asomo el enemigo.

   “"Este, envalentonado una vez que se apodero del pueblo, avanzó con su caballería hasta 200 metros de nuestras fuerzas.

   “"Ordenada la carga fue arrollada la caballería y deshecho uno de los cuadros de su infantería, entrando atropelladamente en el pueblo.

   “"El combate continuó durante tres cuartos de hora, siempre con denuedo por nuestra parte.

   “"El enemigo tuvo más de 200 bajas (100 solamente según el general Miró), viéndose obligado a contramarchar, dejando insepultos la mayor parte de sus muertos.”


- José Miró Argenter en “Cuba Crónicas de la Guerra (La Campaña de Occidente) - Tomo II: Segunda Edición” de la Editorial Lex, 1942, páginas 29-33 describe los acontecimientos del 1º de febrero de 1896 en la Historia de Cuba:

   “El día primero de Febrero, entre once y doce de la mañana, llegaba la tropa invasora a Paso Real de San Diego. No debe confundirse con Paso Real de Guane. Se llama de San Diego, porque es la estación del ferrocarril donde se desmontan los viajeros que se dirigen al balneario sulfuroso.

   “La población de Paso Real estaba tranquila, si bien demostró algún entusiasmo al cerciorarse de que era el general Maceo el visitante. Las partidas de los alrededores entraban y salían con frecuencia, bajo el pretexto de requisar caballos. Maceo tenía interés en medir sus armas con García Navarro, porque este publicó un cartel de desafío cuando la Invasión atravesó las fronteras del departamento central; y Maceo no tuvo más noticias de su brioso competidor desde el célebre pasaje de Mayabeque, en que García Navarro empinado en el mirador del ingenio Teresa, dejó pasar toda la Invasión después de contemplarla atascada en los trampales de Güines ¡Nuevo asombro!; la columna de García, fuerte de dos mil hombres, no bisoños, sino veteranos y barbudos, dejó el pueblo de Paso Real desde las primeras horas de la madrugada, para dirigirse, a paso redoblado, al Este de la provincia, camino de la Habana, siempre delante de Maceo. No se necesitaban más pruebas: García Navarro (provocador y belicoso), perseguía a su contrincante por rumbos diametralmente opuestos. Jamás iba a encontrarse cara a cara con el desmoralizado insurrecto, si éste no corría detrás de él, picándole los talones o echándosele encima por cualquier atajo. Maceo, persistiendo en el propósito de alcanzar al madrugador andarín, ordenó que se reanudara la marcha desde Paso Real, por el camino de Santa Cruz de los Pinos, hacia donde se dirigía el general Navarro. Maceo quería saludarle en su alojamiento nocturno con todo el instrumental de ordenanza. "Las provocaciones -decía Antonio Maceo- sólo se las tolero a mi hermano José, porque él las pone en práctica incontinenti; y a ese general mostachudo que no para de andar y me envió un cartel de desafío, es al que yo quiero darle una estocada".

   “Con estos anhelos vehementísimos, dentro de aquel corazón batallador ya no cabía otro impulso momentáneo. Con el cuerpo de vanguardia salió Maceo de Paso Real, para llegar a Santa Cruz de los Pinos en una sola marcha. Habían también desfilado el centro y una parte de la retaguardia, cuando sonaron algunos disparos en las afueras del caserío. Se hallaba dentro de la localidad, organizando los últimos pelotones de la retaguardia y en espera del retén que vigilaba el camino de la huella, el jefe de Estado Mayor, cronista ahora del episodio, y aunque los estampidos anunciaban la presencia de fuerzas enemigas en aquella dirección, trató de cerciorarse personalmente para no correr el riesgo de interrumpir la operación ulterior de Maceo con una falsa alarma. Los mambises viejos no veían fantasmas, pero solían armar jaleos a la salida de las poblaciones, para quedarse un rato más de rumba al pie del mostrador de cualquier bodega, no del todo desvalijada. En Paso Real quedaba un hotel, y las mesas estaban aun con los manteles puestos. No era, pues, cosa inverosímil la preparación de un ardid, entre los mismos mambises veteranos, para solazarse un rato más, o entretanto no se indagara el origen del tiroteo. Arreciaron los estampidos de la fusilaría y se hicieron evidentes los tiradores españoles; un batallón avanzaba resuelto sobre Paso Real, con las dos alas muy abiertas, tratando de circunvalar el caserío, mientras el centro de la división española barría el frente del poblado, defendido por los pelotones de nuestra retaguardia y el retén que poco antes dio la señal de alarma. Salió a escape un oficial del Estado Mayor a darle aviso a Maceo, para que supiera que el tiroteo era motivado por el choque de una columna española con nuestras avanzadas del rastro. El ayudante halló a Maceo a medio kilómetro del poblado, pues ya retrocedía con el grueso de la columna, avisado por los disparos de los españoles y la polvareda del debate que no daba lugar a conjeturas de otro orden. La fuerza enemiga, desplegada en batalla sobre el pavimento de Paso Real, barría los parapetos ocupados al azar por nuestros grupos de retaguardia; unos a pie, a caballo otros, detrás de las cercas contiguas a la población, y en las bocacalles de la misma, un centenar de hombres contuvo el primer empuje de la división española. El general Maceo, habiendo comprobado personalmente la maniobra, de una fuerte columna, que tomaba la ofensiva con gran calor, dispuso la gente para el combate, ya empeñado por la parte de los españoles, puesto que, habiendo ocupado la localidad, seguían por el campo inmediato, disparando proyectiles a granel en pos de los insurrectos que defendían las últimas posiciones del caserío. Corrióse Maceo hacia el Oeste del poblado para dar la acometida por el lado que le pareció más vulnerable. Desplegó el regimiento Céspedes sobre el flanco izquierdo del enemigo, que se divisaba con toda claridad en la planicie de Paso Real, fuera ya de los parapetos del poblado; dispuso que los tres escuadrones de Pinar del Río atacaran simultáneamente el lado derecho de los españoles, que afirmaban la ofensiva sobre el frente de Maceo, y colocó dentro de un palmar al regimiento de Las Villas, para que sirviera de sostén a nuestras dos alas de caballería, al echarse sobre el enemigo y éste, tratara de buscar refugio en la arboleda. Estas disposiciones se adoptaron con la mayor celeridad. Sonaba el cañón de los españoles; los metrallazos iban bien dirigidos, y a Maceo se le metió entre ceja y ceja, hacer jugar la culebrina de Mantua. En medio del fuego estrepitoso, él solía tener antojos que las más de las veces eran conatos arriesgados y peligrosísimos para nuestra tropa. De buenas a primeras disparó una bala rasa nuestro cañón de bronce, y resultó lo previsto por los que consideraban infructuoso el duelo de artillería: el cañón hizo estragos en nuestros bisoños artilleros; descalabró al tirador y a los apuntadores; cinco o seis hombres fuera de combate.

   “El enemigo, yendo a coger los laureles de la jornada, se encaró con la caballería insurrecta, con el núcleo más sólido capitaneado por Maceo, y trató de cargar con los escuadrones de vanguardia, mientras la infantería continuaba la tarea de las descargas cerradas. Por todo el frente de nuestra línea zumbaba estrepitoso el aguacero de plomo. Algunos tiros de los españoles causaron mella en nuestras filas, hiriendo de gravedad a tres ayudantes al transmitir las órdenes para el ataque general, debido a que el terreno, sumamente llano y casi desprovisto de arboleda, no ofrecía resguardo para nadie. No se alzaba más que el palmar en el fondo de la explanada, cinco o seis bohíos esparcidos por la llanura, y algunos plátanos, dispersos, aquí y allá, completaban la decoración de Paso Real. Pero al observar Maceo el rebato de la caballería española, casi encima de nuestra gente, con la intención de partir uno de los dos brazos de la tropa insurrecta, ordenó a su vez la carga, marchando él, como siempre, a la cabeza de los bravos. El arrogante General, haciendo las veces de jefe de escuadrón, con la hoja desnuda, sin alterar la voz ni la compostura gallarda del jinete, era la expresión más alta del valor y de la marcialidad. Todas las miradas estaban clavadas en él: ya no había refugio, cambio de posición ni esperanza de salvamento: el que caía, inerte quedaba; el que se atrevía a señalarle el sitio más peligroso, lo miraba con desdén o le largaba un cintarazo que le hacía doblar las espaldas. Los hombres eran figuras de adorno, con el pecho del caballo las derribaba: vendaval, furia bélica, estandarte glorioso, él, lo era todo.

   “Esta impetuosa acometida, desconcertó al enemigo más delantero, que escapó a la desbandada hacia Paso Real, bajo el acicate feroz de los insurrectos perseguidores, los cuales cayeron simultáneamente sobre la tropa de línea, sin respetar la sólida formación del peonaje apoyado en el palmar contiguo al pueblo, y con las reservas en los edificios de extramuros. Nuestros jinetes, en su agresión al arma blanca, llegaron a romper algunos sólidos de los españoles, revolviéndose dentro del círculo de bayonetas y abriéndose paso a cuchilladas al interponerse una fuerte masa de infantería, en cuadro cerrado, despidiendo plomo por los cuatro frentes, delante del disputado palmar. En esta acometida, la más seria de la acción, tuvimos pérdidas sensibles: cayeron 30 hombres en menos tiempo del que se emplea para contarlo. No pudo Maceo decidir la pelea con su empuje personal, porque al tratar de meterse como una cuña, entre los escuadrones y los sólidos de la infantería española, un balazo rompióle el bocado del caballo, y quedó él sin gobierno en los instantes más críticos. La tropa que iba más cerca del General, se abalanzó sobre el caballo y pudo contenerlo; el moro, de sangre ardiente, iba con el freno roto y espoleado por el audaz caballero. A dos pasos de allí estaba el precipicio. No le separaba más que un sembrado de plátanos, desflecados por el plomo de los españoles, y la talanquera de un bohío, abierta de par en par.

   “El combate continuó hasta la caída de la tarde, en que los españoles, sin poder avanzar un paso más, se replegaron sobre el caserío de Paso Real, después de tres horas de rudísima pugna. La acción empezó a las dos de la tarde. Los cadáveres quedaron sobre el campo. Fueron 58 las bajas de los insurrectos, entre muertos y heridos. El Estado Mayor perdió tres oficiales. La caballería de Oriente registró 26 bajas y las restantes hasta el número expresado, 58, corresponden a la caballería de Pinar del Río y al regimiento de Las Villas. Además, el disparo de nuestro cañón nos ocasionó cinco bajas. Dentro de uno de los cuadros de españoles sucumbió el valeroso comandante Pablo Chacón, del regimiento Céspedes. Cuatro ayudantes más fueron heridos: Alberto Nodarse, Pilot, José Valdés y Arsenio Gómez. La columna española iba al mando del general Luque, que salió herido de un balazo en una pierna. Según noticias adquiridas entre los campesinos de los contornos, y confirmadas después por las autoridades de Paso Real, la división española tuvo más de 100 bajas.”...


• 1873 -

- Falleció en Madrid Gertrudis Gómez de Avellaneda, gloria de la Literatura Cubana. Reconocida como una de las más refinadas poetisas del idioma español trató temas profundos de sus tiempos y la Literatura Universal. Nació en Puerto Príncipe (Camagüey) el día 23 de marzo de 1814.

(Gertrudis Gómez de Avellaneda y Luisa Pérez por José Martí)

(“La Cubanidad de la Avellaneda” por como fue publicado en Carteles el 31 de agosto de 1947)


1871 en la vida de José Martí 1871 -

- José Martí desterrado de Cuba.

- El 21 de octubre de 1869 José Martí, un jovencito de dieciséis años, fue encarcelado por sospechas de haber escrito una carta alentando a un compañero escolar a no integrar las filas del ejército español. El encarcelamiento condujo a juicio y el 4 de marzo del 1870 Martí fue condenado a seis años de presidio político. Gracias a las súplicas de su madre, Doña Leonor Pérez, se le conmutó la pena a destierro. El 13 de octubre de 1870 fue trasladado a Isla de Pinos y el 15 de enero de 1871 el joven José Martí salió desterrado de Cuba rumbo a España; el 1º de febrero de 1871 llegó a Cadiz.


• 1859 -

- En la Ciudad de Cárdenas el 13 de mayo de 1857 se constituyó la Compañía del Gas. El 1 de febrero de 1859 el alumbrado público ya se iluminaba con 187 farolas.


• 1836 -

- Empezaron los vapores de Regla.


• 1751 -

- Se creó el Ayuntamiento de San Isidoro de Holguín.

Emeterio S. Santovenia en “Un Día Como Hoy” de la Editorial Trópico, 1946, páginas 69-70 nos describe los acontecimientos del 1º de Febrero de 1751 en la Historia de Cuba:

   “Uno de los compañeros de Hernán Cortés en la conquista de México, el capitán extremeño Francisco García de Holguín, natural de Cabeza del Buey, fue quien, en 1523, echó los cimientos de lo que había de llegar a constituir la población de San Isidoro de Holguín. Pero dos centurias tuvieron que transcurrir para que aquel caserío tomase incremento y saliese de la condición de asiento de fincas de criar ganados. Perteneció durante tan dilatado período a la antigua demarcación de Bayamo. Y el ayuntamiento de esta villa y el de Santiago de Cuba, tan luego como se atribuyeron la facultad de hacer mercedes de terrenos, adjudicaron los de la comarca explorada por Francisco García de Holguín a sus concejales y vecinos.

   “La primitiva población de Holguín -suerte común a muchas de la isla de Cuba, sin excluir la de La Habana- anduvo poco menos que ambulante en los días de su formación. A fines del siglo XVII se fabricó una ermita de ladrillos y tejas en el hato Managuaco, en el antiguo partido de Auras, según Jacobo de la Pezuela. El modestísimo templo fue trasladado, mediante licencia del obispo Diego Evelino de Compostela, a otro hato, Las Guásimas, donde quedó erigida la parroquia regenteada a la sazón por el presbítero Francisco González de Milián y Batista. Mas tampoco allí había de perdurar: la iglesia pasó al verdadero asiento de Holguín. Fue otra circunstancia notable -y en los progresos en demasía lentos de Holguín se observó perfectamente- el constituido por la importancia que en las fundaciones de los pueblos y las villas a través de la colonización tuvo el culto católico, apostólico y romano, resultando con frecuencia el centro alrededor del cual crecieron los agregados sociales.

   “Cuando se trasladó la iglesia al hato Holguín ya se habían fijado allí muchas de las familias que residían en Managuaco y Las Guásimas. Cualquier observador atento pudo apreciar cómo era cierto que el pueblo de Holguín iba adquiriendo, tenía adquirida, por mejor decir, personalidad propia. A poco de haberse cumplido los dos siglos de la realización de la obra del capitán Francisco García de Holguín, contando con unas sesenta casas, en su mayoría techadas de guano, la población quedó declarada cabecera de la jurisdicción formada por segregación de la de Bayamo y mandada, con el título de teniente de justicia y capitán a guerra, por el comandante de milicias Diego de la Torre y Hechavarría.

   “No podía ya haber duda acerca de la vida larga y próspera que aguardaba a Holguín. Con sus progresos institucionales corrieron parejas sus adelantos económicos. La ganadería tomó a principios del siglo XVIII importancia a la par que los cultivos, que, sobre todo en la Hoya de Holguín, iban extendiéndose en términos provechosos e inusitados. Progresos jurídicos y materiales eran todos aquellos que demandaban especiales distinciones del trono de la Metrópoli. El mariscal de campo Alonso de Arcos y Moreno, gobernador de Santiago de Cuba, así lo entendió, y, en consecuencia, realizó lo necesario para que por real cédula de 14 de febrero de 1751 se otorgase a San Isidoro de Holguín el título de ciudad, que, entre otras secuelas, tuvo la muy beneficiosa de que en enero de 1752 pasase el propio Arcos y Moreno a la población para trazar nuevas calles y plazas y dejar instalado en las funciones de teniente de gobernador al regidor perpetuo de Bayamo doctor José Antonio de Silva Ramírez.”


• 1571 -

- De las “Actas Capitulares del Ayuntamiento de La Habana” Tomo II 1566 - 1574, dirigida por Emilio Roig de Leuchsenring, Municipio de La Habana, Administración del Alcalde Dr. Antonio Beruff Mendieta, editada en 1939, páginas 213-214.

   “En la villa de San Cristobal de la Habana á primero dia del mes de Febrero de mil é quinientos é setenta é un años por ante mi el escribano de yuso escrito se jun­taron á consulta é cabildo segun que lo han de uso é cos­tumbre conviene á saber el Ylustre Señor Pedro Menendez Marquez gobernador general por Su Magestad desta Ysla é los Señores Licen­ciado Cabrera. teniente general, é Alonso Velazquez alcalde ordinario é Diego Lopez Duran Contador é Baltasar de Barreda é Anton Recio é Rodrigo Carreño regidores desta villa é lo que se proveyó en el dicho cabildo es lo siguiente.

   “En este cabildo se proveyó é mandó que se guarde lo proveido por este cabildo con Francisco de Calona maestro de la obra de la fortaleza desta villa en el visitar de la obra del traer del agua de la Chorrera, en que se le pague los dias que fuere á visitar la dicha obra, é ansi mismo conforme á lo que con él se concertó que se le pagaran los dos­cientos ducados á él prometidos el dia que entrare el agua, é que si fuere necesario cada semana un dia ó dos ó mas visitar la dicha obra de la Chorrera la visite é se le libren los tres ducados que le señalaron por el dia que fuere á la visitar y vaya un dia en la semana y no mas sino se le mandare.

   “En este cabildo pidió por peticion Juan Méndez Zapatero vecino desta villa le hagan merced de un pedazo de tierra para hacer conucos de yuca para su sustento en el camino de la Chorrera adelante de una estancia de los herederos de Nicolao difunto y que en ello le harán mer­ced. E los dichos Señores Justicia é Regidores digeron que le hacian é hicieron la dicha merced sin perjuicio de tercero al dicho Juan Mendez. - Pedro Menendez Marquez.- El Licenciado Cabrera.- Alonso Ve­lazquez de Cuellar.- Diego Lopez Duran.- Baltasar de Barreda. ...”



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Última Revisión: 1 de Septiembre del 2008
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