• Santos católicos que celebran su día el 4 de abril:

- En el Almanaque Cubano de 1921:

Santos Isidoro, arzobispo y Teódulo, mártir y Santa Clotilde, mártir

- En el Almanaque Campesino de 1946:

Santos Isidoro, arzobispo y Teódulo, mártir y Santa Clotilde, mártir

El 4 de abril en la Historia de Cuba

• 1869 -

- Bando de Valmaseda y sus reconcentraciones en Jiguaní y Bayamo.

Emeterio S. Santovenia en “Un Día Como Hoy” de la Editorial Trópico, 1946, páginas 195-196 nos describe los acontecimientos del 4 de abril de 1869 en la Historia de Cuba:

   “Blas Villate, conde de Valmaseda, fue uno de aquellos hombres que, enviados por España a Cuba con elevadas funciones de mando, no trabajaron sino por crear en la Colonia el odio a la Metrópoli. Desde los primeros momentos actuó en la contienda iniciada en 1868. Ensayó al principio, sin inteligencia ni facultades bastantes para ofrecer reformas, el sistema de atraer a la llamada legalidad a los revolucionarios de Oriente y Camagüey.

   “Los esfuerzos pacificadores de Valmaseda se estrellaron ante la actitud enérgica y firme de Francisco Vicente Aguilera, Ignacio Mora e Ignacio Agramonte, para no citar otros nombres. El Conde pudo ver cómo, a raíz precisamente de sus negociaciones con Napoleón Arango en Puerto Príncipe, los camagüeyanos en armas le infligieron en la acción de Bonilla una espantosa derrota.

   “Pasaron los días y pasaron los meses iniciales de la Revolución, y Valmaseda tuvo que arribar al convencimiento de que en vano seguiría intentando el termino de la guerra por medio de engañosas promesas. Los insurrectos llegaron a la conclusión de que no debían entablar con los opresores trato alguno de paz que no descansase en el reconocimiento de la independencia de Cuba. Esta idea fue robustecida en el campo revolucionario por acuerdos de la trascendencia de la abolición de la esclavitud. Por otra parte, adelantaban los esfuerzos dedicados a producir la fusión de todos los núcleos libertadores. Valmaseda se halló al comenzar el mes de abril de 1869 sumido en la mayor decepción. No había sido él humanitario, pero desde aquellos días lo fue menos. Y, no contento con llevar a la práctica la barbarie y el crimen, quiso elevar a sistema escrito abominables procedimientos. En un bando o una proclama que dirigió a los habitantes de los campos, y fecho en Bayamo el 4 de abril de 1869, declaró que quien no estaba con él estaba contra él y que, para que sus soldados supiesen distinguir entre sus adictos y sus adversarios iban provistos de las siguientes imperativas instrucciones:

   “"Todo hombre, desde la edad de quince años en adelante, que se encuentre fuera de su finca, como no acredite un motivo justificado para haberlo hecho, será pasado por las armas.

   “"Todo caserío que no esté habitado será incendiado por las tropas.

   “"Todo caserío donde no campee un lienzo blanco, en forma de bandera, para acreditar que sus dueños desean la paz, será reducido a cenizas.

   “"Las mujeres que no estén en sus respectivas fincas o viviendas, o en casa de sus parientes, se reconcentrarán en los pueblos de Jiguaní o de Bayamo, donde se proveerá a su manutención; las que así no lo hicieren serán conducidas por la fuerza."

   “Ni más terrorífica ni más inhumana podía ser la providencia adoptada por Valmaseda. Los abusos a que sin tardanza dio ocasión no tuvieron límites. Por lo demás, su resultado fue en absoluto negativo. Pocos días después, en el pueblo de Guáimaro, los revolucionarios de Oriente, Camagüey y Las Villas, impertérritos ante tamaños desafueros, proclamaban la República, y casi inmediatamente después, el 13 de abril, Manuel de Quesada, nombrado por la Cámara de Representantes General en Jefe del Ejército Libertador, suscribía una proclama en la que, dirigiéndose a los patriotas, los excitaba a ser soldados para salvar la honra de todos.”